La Historia de Chile figura sólo en Básica. En Media es inexistente u ocupa un lugar subalterno. Solo algunos la estudian para dar el test optativo que figura en la PSU. Lo que se aprende durante la infancia en el aula se refuerza con la plática hogareña y los medios, Estos, prensa y TV, suelen restringirse a las efemérides que, de modo frecuente, son episodios bélicos. En lo atingente a lo indígena el docente, los textos y hasta Himnos Patrios -Robles y Lillo- exalta al mapuche. Lautaro es el héroe y, sin manifestarlo, representa la defensa e la patria ante la invasión de los tercios de Carlos V. Incluso se alimenta el mito, según el cual, la bravura del roto en las dos confrontaciones bélicas con Bolivia y Perú se debe a la pujanza de una colectividad que en tres siglo no logran vencer los iberos. Incluso los afiliados a la Logia Lautarina juran independizarse de Madrid sobre "La Araucana".
Se produce, sin embargo, un curioso antagonismo en el imaginario colectivo. De modo insólito "Indio" es un insulto. Lo profiere el docente para censurar cualquier alboroto estudiantil. Estéticamente es sinónimo de fealdad. Se juzga a los mapuches -incluso en los sectores modestos- como borrachos, perezosos, porfiados... En los sectores medios y altos se les acepta sólo en funciones menores. En toda la sociedad existe la convicción de pertenecer a la "raza blanca" y los textos añaden "de origen europeo". Hasta hace poco se escucha -para diferenciarse de Bolivia y Perú- la frase "en Chile no hay indios". No falta el ultrarracista que añade "ni negros". Al mapuche se le acepta sólo frigorizado en las estrofas de Alonso de Ercilla. La denominada "Pacificación de la Araucanía" se presenta como la victoria de la civilización sobre la barbarie y, aun en la Universidad, se estudia superficialmente.
Con lo expuesto se acentúa nuestra crisis de identidad. Del "araucanismo" -iniciado con la Independencia- se pasa al desprecio. Lo indígena se juzga un lastre. Conocemos la frase: "la raza es la mala". Abominamos de nuestros ancestros. No sólo de lo mapuche, sino también de lo hispánico. Entonces en el XIX -en incluso en el XX- surge la utopía de la inmigración. Es entonces cuando el suelo indígena se coloniza no con criollos, sino con europeos. Se cree traen el desarrollo, la laboriosidad, la higiene y contribuirán a "blanquearnos". Se equivocan no industrializan y jamás se amalgaman. El mapuche es abatido por la república y no por España. Este es el puzzle que, legado por el Presidente Domingo Santa María. Lo cierto es que hoy existe un foco guerrillero separatista -con apoyo de la ETA y de ONGs europeas- en la Araucanía ¿Cómo salir del atolladero?
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