Apenas veintiañeros. Mochila a la espalda, nos acercamos al viejo caserón de la UNMSM. Bototos y boinas y en el
alma brincando la curiosidad y el anhelo. De Tacna a Lima cosechamos
afectos. Se desplomaban los
prejuicios antiperuanos. La demolición de éstos ya había comenzado en
la Facultad de Filosofía y Letras de nuestro país. Sin embargo,
ahora el sol de los Incas -in situ- disuelven los restos de desconfianza. Apenas nos asomamos
a aquellos venerables claustros nos acogen con algarabía puñados de líderes estudiantiles. Son imborrables los gestos
fraternos. Es un instante memorable. Ha transcurrido medio siglo y aquellos
vínculos se acentúan. Son como los vinos a los cuales su condición añosa
les esculpen blasones.
De esa Casa de Estudio ahora será huésped Luis
Ignacio da Silva -apodado Lula- . Recibirá el grado de Dr. Honoris Causa.
Lusoamérica se asocia así, de modo simbólico, con Hispanoamérica. La
siempre bullente UNMSM confiere el galardón a uno de los hijos predilectos de
nuestro nuevo tiempo. Son satisfacciones compartidas. La Universidad más más
antigua de Suramérica convierte así en su integrante al exmandatario que
representa al país de Getulio y Jorge Amado. El gigante verde, no lo olvidemos,
es una potencia mundial y la complementación de Perú y Brasil abre una
puerta más para el proyecto de Bolívar y de Perón. Lula -estamos seguros-
cosechará en la UNMSM ese cariño que, a un grupo de mapochinos, nos ilumina la
existencia en los 60.
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