Es fácil expresar la frase "la violencia propia de nuestro tiempo irrumpe en la escuela". Es decir todo y no decir nada. Estamos ante un discurso que permite barrer la basura bajo la alfombra. El MINEDUC anuncia que situaciones de este tipo pasarán a la Justicia. Ello es entregar a los jueces responsabilidad privativa de los docentes. Estos son ignorados y con razón porque hoy el educador se restringe a "pasar" su materia.
No existe el compromiso de observar al alumnado supervisando comportamientos en el patio con el propósito de rectificar conductas... Cabe preguntarse ¿por qué?, pues por la demolición de la disciplina. Ello convierte el aula en "chacra" y el establecimiento en un buque en pleno naufragio o con la tripulación amotinada. Funcionarios y sostenedores camuflan la catástrofe. Sin embargo, lo cierto es que el magisterio hoy está despojado de atribuciones y el relativismo moral carcome los cimientos del quehacer educativo. Esto nadie lo denuncia.
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