Se comentaba que Chávez
serìa embalsamado y exhibido en una urna de cristal.
Ello me parece una torpeza que le hace un flaco favor al proceso bolivariano. Chávez es un revolucionario no un faraón.
No es de revolucionarios andar
embalsamando compañeros para exponerlos públicamente como si se tratara de "animitas". El mejor homenaje que se le puede hacer al difunto es
desterrar el culto a la personalidad y trabajar con
eficiencia por las transformaciones que impulsa y lograr la integración del
pueblo suramericano. Dicen que embalsamandolo se pone a la altura de Lenin, Mao
u Ho Chi Minh. Eso no resiste el mayor análisis. Cualquiera que
haya leído al fundador de la URSS sabe que, si de él hubiese dependido, jamás habría
autorizado convertir su cuerpo en momia.
Hugo Chavez estarà -es mi opinión- en un inframundo particular. No es el
Infierno donde quisieran verlo sus enemigos. Tampoco, el Paraíso, donde anhelan conservarlo ciertos seguidores. Será una especie de Limbo donde no se
sufre, pero tampoco se descansa en paz, pues se trata de un lugar incierto,
indefinido, donde el que partió, en “cuerpo y alma”, está y no está, es y no
es, sitio aquel del eterno batallar y ajeno a la quietud. El compañero
ilustre, opino, debería ser sepultado en su pueblo natal, en la tierra que lo
vio nacer. Lo que debe ser exhibido no es su cuerpo embalsamado, sino que, con
talento y consecuencia, continuar sus ideas de transformaciones de la sociedad y sus
esfuerzos por la integración de Suramérica.
(*) Adaptaciòn de notable artículo del poeta Alejandro Lavquén)
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