¿La tierra es de todos? Se piensa diferente a la consigna anotada en este muro campesino. La actividad agropecuaria es el alimento de la poblaciòn. En consecuencia el suelo debe estar en manos de quien lo trabaja. Indigna el latifundio ocioso con su propietario viviendo ayer en París y hoy en La Dehesa o Las Condes. También mortifica la pequeña propiedad rural que soporta la pereza del ocupante. Inquietud origina inmensas áreas que el Fisco devuelve a grupos autoapellidados "originarios" y estos -según se rumorea- los entregarían en arriendo o en medias mientras, supuestamente, se abandonan a esa ataraxia atávica que denuncia Gabriela Mistral en texto "El grito". No es posible jugar con el estómago de millones y menos importar trigo y carne despilfarrando divisas Se insiste, el agroempresario -sea oligarca o modesto- debe ajustarse al compromiso de trabajar el predio. El Estado asume el deber abrir arterias viales, canales y construir embalses y también el fomento de la exportación, pero el trabajo y la rentabilidad son del particular. El resto es demagogia de la cual ya estamos de regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario