domingo, 18 de agosto de 2013

OPINION VALIOSA


Aprovechando el proyecto de cambio del binominal los parlamentarios, según informaciones de prensa, pretenden aumentar el número de senadores de 38 a 48, y el de diputados, de 120 a una cantidad que puede variar entre 134 a 142.

Resulta que el proyecto enviado por el Ejecutivo reforma el sistema electoral conservando el número actual de parlamentarios, de modo que el aumento pretendido no es necesario si realmente se desea la reforma electoral. Soy completamente contraria a este aumento por el enorme gasto de recursos públicos que involucra la pretensión de los parlamentarios, gasto que todos debemos pagar, cuando se sabe que faltan platas para atender los derechos sociales que asegura la Constitución Política a todos los chilenos, como el derecho a la salud, a la educación y a la seguridad social, sin contar con la necesidad de dotar al país de más vías de comunicaciones, cárceles, salas cuna, hogares de rehabilitación y otros servicios indispensables. Mis objeciones a este proyecto puedo centrarlas en tres puntos:

a) Los parlamentarios que hay actualmente serían suficientes si cumplieran bien con sus obligaciones.

b) Estos no cumplen con la labor para la cual fueron elegidos: legislar. Lo digo, porque los días que ellos mismos se han fijado para ir al Congreso (creo que dos los senadores y tres los diputados) la asistencia es mínima; además, es frecuente que en entrevistas ellos mismos expliquen que les cuesta mucho compaginar sus otras actividades con la asistencia. Las leyes, evidentemente no las hacen ellos, sino sus asesores, lo que quedó en evidencia con la acusación de Beyer, y lo que es más grave, se demostró que tampoco leen lo hecho por sus asesores. Y, ¿cuáles son sus otras actividades? No son encomendadas por la Constitución, sino creadas por ellos: las llamadas semanas distritales, las que cumplen sagradamente, y de paso gastan en ellas millonarias asignaciones que solo benefician a los mismos parlamentarios.

c) Están sobrepagados en términos absolutos, en relación con la renta per cápita, como queda en evidencia en el artículo de opinión de Hernán Felipe Errázuriz publicado el 13 del presente en este diario; duplican, triplican y, a veces, cuadruplican las dietas de países como EE.UU., Gran Bretaña, Francia, y Alemania. Si tenemos en cuenta el pobre desempeño que tienen como legisladores, ya que las leyes en general son malas y constantemente necesitan aclaraciones o arreglos, a lo que debe agregarse el atraso en que permanecen proyectos durmiendo porque solo se dedican a los que tienen urgencia, no se justifican las dietas de que gozan, en un país que no es rico. Y principalmente, si consideramos el escaso tiempo que dedican al trabajo que les es propio.

Como todo proyecto que implique gastos de fondos fiscales debe provenir del Ejecutivo no me extrañaría que el Congreso lo presionara usando el interés que dicho Poder tiene en obtener la tramitación de otras iniciativas. Me opongo y protesto por este proyecto de aumento de parlamentarios y lo hago a través de esta carta, porque en mi cuarta edad sigo siendo ciudadana, me importa mi país y no estoy en situación de salir a la calle como hoy en día se estila protestar.

Raquel Camposano Echegaray

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