Lo habitual es evocarlo sólo en sus momentos épicos como el desastre de Rancagua o la victoria de Chacabuco. Sin embargo, el prócer no es sólo un militar que a coraje y mandobles logra la emancipación del país. Su personalidad exhibe facetas que son poco conocidas. A título de situaciones interesantes algunas y curiosas otras se anota su pasión campesina.Es agricultor cerca de Chillàn en las Haciendas de "Las Tablas" y "Las Canteras". En su ostracismo regresa al surco en las Haciendas "Montalvan" y "Cuiba" que le dona el Perú. Otro aspecto no menos valioso es su armoniosa relación con el mundo indígena. En su hogar -así como en la Casa de Gobierno- están presente mapuches y él mismo es ducho en el manejo del mapudungún. Por cierto, también maneja el inglés.
El mapudumgún lo conoce porque es alumno de la Escuela de Naturales .plantel vecino a su ciudad natal- que administran sacerdotes franciscanos y al cual concurren retoños de caciques. El inglés lo adquiere por su dilatada permanencia en Gran Bretaña. Otro dato, es objeto de caricatura hiriente por José Miguel Carrera. Este lo dibuja como un títere de San Martín. Su afición por la música no se menciona. Narran testigos que era un aficionado al piano. Así también a cierta orfebrería en losa. Se visión geopolítica supera a otros personeros de la emancipación. Baraja, por ejemplo, organizar expedición para liberar Filipinas y aplaudirá, sin reservas, la incorporación de Chiloé a la joven república impulsada por Freire. Como Director Supremo impulsa tratados que apuntan a federar las recién independizadas provincias españolas del Nuevo Mundo emparentándose en tal anhelo con Bolívar.
Es frecuente adjudicarle su condición de masón. Es un error muy difundido. Hay que manifestar que tal organización se funda en Chile a mediados del siglo XIX y O´Higgins actúa en los albores de tal centuria. Es cierto que se vincula a círculos herméticos , pero no pertenecen a la Orden señalada. Inducido por su profesor de matemática Francisco de Miranda, en Inglaterra, ingresa a La Gran Reunión Americana también conocida como Asociación de los Caballeros Racionales. Ya de regreso -con San Martín, Puyrredón y otros- funda la Logia Lautaro o Lautarina. Estando en Concepción ingresa a la secta los Duendes Patrióticos que encabeza Juan Martínez de Rozas. Hay que insistir en la naturaleza no masónica de tales entidades secretas. El Templo Votivo de Maipú es quizás una prueba que el prócer es católico.
Se pone de manifiesto la abdicación. Es, sin duda, un gesto de nobleza. Vale la pena -a título de curiosidad- señalar que es la única vez que en nuestra historiografia se usa la expresión "abdicación" . Lo frecuente es anotar "renuncia" o "dimisión". Quizás el hondo respeto que exhala su genio y figura impulsa a señalar que su abandono del poder supremo es "abdicar". Tal término como se sabe se reserva a los monarcas. Una "abdicación" es el acto de abandono del trono y delegación del cetro y la corona. Tal hecho ocurre el 21 de enero de 1822. El héroe pese a los aplausos que le brindan los notables reunidos en el Cabildo capitalino es -a pocas horas- remitido a Valparaiso con custodia "bala en boca". Allí permanece hasta que se le deporta vía marítima.
Bernardo O´Higgins de "paisa" durante el "transtierro" peruano |
Es uno de los pocos que exhibe el rango de Capitán General. El primero es Pedro de Valdivia y el reciente, Augusto Pinochet. Entre uno y otro está O´Higgins. En este rubro no sólo lo anotado, San Martín lo designa brigadier del Ejército de las Provincias Unidas del Plata, Bolívar le otorga el grado de general de la Gran Colombia y Perú el rango de Gran Mariscal. No todos son éxitos, en su adolescencia al informarse del deceso de su padre solicita el apellido y se le confieran como legado los dos títulos nobiliarios -barón y marqués-. Sólo obtendrá lo primero solicitado. Por eso no es Bernardo Riquelme, sino podrá ostentar el apellido de su padre que fuera, después de Gobernardor del Reino de Chile, Virrey del Perú.
Sus adversarios le enrrostran su condición de hijo de madre soltera. De allí que Portales y, en general el conglomerado "pelucón" que ocupa el poder de 1822 en adelante, lo estigmatiza con la consigna "¡Nada con el huacho maldito!". Es tan contundente el odio que jamás podrá, pese a sus solicitudes, volver a pisar el suelo de su patria. Muere a los 64 años de un infarto. Apenas en la Presidencia de José Joaquín Pérez -30 años después de su deceso- se repatrian sus restos. Dato curioso, en el barco que se despacha a El Callao con ese propósito va como tripulante el joven subteniente Arturo Prat Chacón.
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