Extravagante el "reconocimiento" que este 11 de septiembre publica -supongo la rectoría de aquella Casa de Estudio- destinado a catedráticos y funcionarios damnificados por el golpe de Estado. 23 años se demora la "aspirina" cuya inserción, sin duda, supone un dineral. Desde 1990 se debe iniciar la reparación de tanta infamia perpetrada por uniformados y sus acólitos civiles en el templo del saber fundado por Andrés Bello. Los rectores Marino Pizarro, Jaime Lavados, Luis Riveros, sin embargo, asumen como propia la herencia pinochetista.
En contubernio con el entonces Ministro de Educación Pública, Ricardo Lagos, obstaculizan el retorno de los exonerados de sus cátedras. Tampoco se reconcursan las ocupadas "a dedo" por los favoritos del régimen de facto. Se acepta la desintegración física del plantel con un Campus Macul convertido en UMCE. Continúan vigentes estructuras legales emanadas de el época de la intervención militar. Ahora con versos de Neruda se encubre la incuria de dichos personeros. El "reconocimiento" es apenas moda y, para colmo, tardía y pobre.
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