El Presidente Electo de Perú, según informa la prensa (Internet AB1-Compartir), reivindicó en La Paz la Confederación Perú-Boliviana, ensayo integrador que, entre 1832 y 1839, preconiza Andrés Santa Cruz. Tal proyecto implica la unidad de "los Perúes" como expresa Bernardo O´Higgins, un crucista fervoroso. En emotivo discurso manífiesta: "Sueño con la reunificación del Perú y Bolivia. En algún momento esa línea fronteriza desaparecerá volviendo a ser una sola nación".
En elegante Hotel paceño líderes gubernativos encabezados por Evo, sindicalistas, jefes de las FFAA, representantes de organizaciones sociales, ofrecieron a Humala, un almuerzo de homenaje. Este habría manifestado "Aún está en mi memoria el mariscal Santa Cruz y la Confederación Perú-Boliviana. Yo lo tengo presente, porque creo que este siglo es el siglo de Andinoamérica". "Hoy Latinoamérica es un gran mercado de más de 400 millones de habitantes con un idioma común", expresó el visitante. Al destacar la riqueza natural que contiene el continente, afirma "no es el más pobre, pero sí el de mayor desigualdad". Llamó "compatriota" al Presidente anfitrión porque "quiero compartir con él la patria latinoamericana". Tales opiniones estuvieron rubricadas con salvas de aplausos.
En la noticia -sin duda impactante- hay detalles curiosos. Unos son trascendentes y otros hasta estrafalarios.Unos y otros invitan a la reflexión. La simpatía por Bolivia Humala ya la explicita en su anterior postulación presidencial. Por eso no extraña que afirme: "más que un pueblo hermano somos la misma nacionalidad". Algo similar escuché de otro iberoamericanizante respecto a Argentina y Uruguay "somos lo mismo". Imposible no recordar a Perón en Santiago y a Ibáñez en Buenos Aires usando el vocativo "¡Compatriotas!". Era 1953 y la propuesta, el ABC.
Así como la comunistofilia aparece en Baldivieso el periodista que glosa la noticia nos brinda un canapé de patriotería al anotar que uno de los opositores al proyecto de Santa Cruz es el general peruano Agustín Gamarra, derrotado a mediados del siglo XIX, por el general boliviano José Ballivián (sic). Ello en circunstancia que ambos militares son fragmentadores y ambos, manipulados por Santiago a fin de aniquilar el experimento crucista.
En otro momento el Presidente Electo manifiesta su simpatía por la aspiración boliviana de disponer de presencia en el Pacífico. Ese-añade-es un asunto bilateral. No obstante, agrega una frase que pondrá al borde de la histeria a la burocracia diplomática de Lima y Santiago que es "si La Paz insiste en un puerto por Arica Perú no será obstáculo". Esto constituye un puntapié a las posturas tradicionales.
El Ministerio de RREE de Perú siempre ha expresado que está todo dicho en el Tratado de 1929 y Chile no puede ceder corredor y puerto sin la aprobación de Torre Tagle, pues "Arica está sujeta a la cosoberanía chilenoperuana" y si Chile quiere dar una salida al mar a Bolivia debería ser por Antofagasta. A esto responde Chile que ello es imposible porque conlleva alterar su continuidad territorial. La flexibilización ostentada por Ollanta abre la puerta para resolver el encierro de la patria de Andrés Soliz Rada y Mariano Baptista Gumucio y permitiría generar un potente polo de desarrollo que vivifique el sur peruano y el norte chileno.
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