Un ritual dieciochero consiste en “convidar” chicha en cacho al primer mandatario. En 1953 nos visita el Presidente Juan D. Perón invitado por el general Ibáñez. En medio de la alegría -el 19 de septiembre- hay un hecho insólito. Una patrulla de jinetes con chupallas, chamantos, botas corraleras se arriman a la tribuna oficial. Ofrecen a ambos chicha en cacho “pa´que se entonen”.
Son los socios del Club de Huasos “Gil Letelier” quienes irrumpen para ofrecer a ambos caudillos el etílico “güergüerazo”. De entonces a hoy, medio siglo, la tradición se institucionaliza. Se le adscribe al protocolo y en el libreto figura la galana presencia del piquete de representantes del campo enarbolando el tricolor, para ofrecer “la chicha en cacho”. Es tributo de la ruralidad.
Son los socios del Club de Huasos “Gil Letelier” quienes irrumpen para ofrecer a ambos caudillos el etílico “güergüerazo”. De entonces a hoy, medio siglo, la tradición se institucionaliza. Se le adscribe al protocolo y en el libreto figura la galana presencia del piquete de representantes del campo enarbolando el tricolor, para ofrecer “la chicha en cacho”. Es tributo de la ruralidad.
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