El Estado docente es una teoría pedagógica y una praxis educativa. Supone el compromiso de la república de educar a la población En todas nuestras Constituciones aparece este deber como preferente. Jamás es monopólico y menos totalitario. Nunca implica que se clausuren los planteles privados. Es laico, pero no ateísta. En el cuerpo magisterial impera el pluralismo, es decir, quienes enseñan poseen diversa adscripción cívica, confesional o filosófica. Es deplorable que las Facultades de Educación no analicen este tema tan trascendente.
Nuestro Estado genera una red de planteles. En 1842 se fundan la Universidad de Chile con Andrés Bello y, con Domingo F. Sarmiento, la Escuela Normal. Al finalizar el XIX surge el Instituto Pedagógico. Graduados de ambos planteles civilizan a pobres y ricos, así como también a los retoños de los inmigrantes. Las aulas del Estado los emulsionan, contribuyendo a democratizar y a "chilenizar". Premian el esfuerzo y carecen de fines de lucro, es decir, son gratuitos. Sin Estado docente Augusto Pinochet, Lagos, Bitar ni Bachelet hubieran podido estudiar
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