Una antigua tira cómica presenta a Don Otto. Lo informan: su esposa "pololea" y en el sofá de la casa. Sin perder la calma, opta por venderlo. Cree así poner fin a la infidelidad. Algo parecido ocurre en el sistema escolar. En el TIMMS -certamen mundial de matemática- nuestros pupilos exhiben un nivel deficiente. Solución: no vuelve a aplicarse. Era ministro del rubro Sergio Bitar. Obvio, el gremio no dice ni pio.
En la PSU los planteles emblemáticos y los colegios ABC1 obtienen rendimientos de excelencia. En cambio, los alumnos de liceos de la periferia -municipales y particulares subvencionados- con suerte logran 500 puntos. Hoy, para que ingresen a las UU, se promueve no el estudio riguroso, sino el inflar los promedios con notas obsequiadas. Tal filantropía -se cree- permite superar la brecha. Otra vez la estrategia de Don Otto.
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