Si hay un ámbito donde prevalece nuestra manía imitativa es en las ciencias de la educación, Allí se paladean con siutiquería refinada las modas pedagógicas...Así como llegan se van. Nos visitan exóticos profetas. Ayer en las Escuelas Normales y en el Instituto Pedagógico se aludía a Pestalozzi, a Decroly o a Herbart. De los "tatas" europeos se pasa a los gurúes estadounidenses. Ahora en las Facultades de Educación se regresa a los europeos.. Se imponen Feuerstein o Coll pasando por Widorski y Piaget. Ello sin olvidar que los "soviethinchas" apenas ayer hacían gárgaras con Pinkevich y Macarenko.
Se calcan, servilmente, experiencias docentes extranjeras. No se adaptan, sino se adaptan a veces cuando ya tales praxis están caducas. No se extrañen, pues a fines del XIX se padece el "embrujamiento alemán". Lo propio se desprecia y de allí deriva la inexistencia de un teorizar pedagógico autóctono. El colonialismo mental descalifica como "charcha" o "anticuado" a quien se interesa, por las tesis de Manuel de Salas, Letelier. Molina, Encina o Munizaga. Sin embargo, alegamos que repensar con cabeza propia en función de un proyecto país es prioritario.
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