Nuestro etnocentrismo se presenta en locuciones
habituales. Apenas ayer el Ministro de Hacienda usa la expresión yanqui “país
bananero”. Ella ofende a repúblicas como Ecuador u otras de Centroamérica que
exportan esa fruta. Aquí se usa para nutrir el engreimiento chilensis y, de
paso, descalificar patrias fraternas.
No es la única. Lo “tropical” y el “tropicalismo” se
identifica con la charlatanería y lo selvático... Error: el segmento norte de
Chile es tropical. Peor aun –entre otros- Brasil es puro trópico. La elite y
sus acólitos, por eurocentrismo, sostienen que la civilización sólo florece
sólo bajo climas templados o fríos.
El exembajador Luis Maira opinaba con soberbia “en
Chile no opera, como en México, el dedazo”. Se refería a la designaciones por
La Moneda de personas para cualquier cargo. La sentí como “patada en las
canillas bajo la mesa” a la patria que
acogiera con generosidad a tanto exiliado y luego al mismo Maira como
diplomático.
Estas manifestaciones de excepcionalismo
“pichicatean” nuestra patriotería conformista y agresiva. Constituyen ofensas a
países hermanos. Urge cuestionarlas tanto como aquellos chistes de ciertos
humoristas y que agravian, particularmente, a bolivianos y argentinos. Se condena
la discriminación, pero se practica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario