Se supone que Condell vulnera la
orden de resistir la flota peruana desbloqueadora de Iquique encabezada por el
“Huáscar”. En lo más áspero del enfrentamiento Prat se percata de su soledad al
informarse de la evasión de la “Covadonga”.
Muere, sobre la cubierta del monitor, obvio, sin noticia de Punta
Gruesa.
El almirante Grau es el primero
en conferir la jerarquía de héroe al malogrado capitán de la “Esmeralda”.
Además, en inédito gesto, devuelve a Carmela Carvajal la espada de su contendor.
Este ha sido en 1867 camarada de armas en el combate naval de Abtao. Combaten
en el mismo barco y bajo una sola bandera.
Condell es hijo de peruana. Su
apellido materno es De la Haza. Ello no es óbice para que ante el naufragio de
la “Independencia” ordene disparar sobre los náufragos. Grau, en cambio,
se empeña en el salvataje de los tripulantes de la “Esmeralda”. Prat y otros reciben cristiana sepultura en
Iquique.
La “Covadonga” –un bienio después
y con otro comandante- es hundida por la Defensa de Costa de Perú en la caleta Chancay.
Como lo sostengo en mi obra “FFAA: reflexión permanente”, las víctimas de aquellos
episodios de ayer nos exhortan hoy a la paz y complementación entre Chile y
Perú.
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