Se detecta, en los "rostros" de la TV, una
grieta entre lo que expresan para consumo de la "televidencia"- y sus propias convicciones y
comportamientos. Por cierto no sólo en ellos existe tal dualidad,
pero inquieta que suceda en estos personeros porque no sólo entretienen,
informan, sino también "educan".
Comprender lo anotado precisa de ejemplos. Defienden a las "tribus urbanas": pokemones, punks, pelolais, góticos, rastas ... Los
entrevistan. Los publicitan. Sin embargo, abominan un espécimen de ese tipo
como retoño o enamorado de su hija.
Promueven como "normal", "avanzado", "moderno", "in" aquello que, en su vida privada, esquivan o combaten.
Ese es un doble standard. El pretexto siempre es "la moda" y
"el rating". Conclusión: el Padre Gatica aloja en la pantalla chica.
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