El “analfabetismo clásico” o abecedario hoy está derrotado. Sin embargo, aparecen dos nuevos. Uno es el “analfabetismo funcional” que analizo en “Libro negro de nuestra educación”. Ahora se deletrea, pero no se comprende el texto. Hay abandono del Castellano y surge la siutiquería del Inglés y del Chino Mandarín.
El otro es el “analfabetismo tecnológico”. Se manifiesta en la ausencia de capacitación laboral de millones de exalumnos del sistema. Dicho de otro modo, no se educa para el trabajo. Denuncio en mi libro “Revolución en la educación” que es erróneo endosar sólo a la Universidad la tarea profesionalizadora.
El Consejo Asesor Presidencial, las Facultades de Educación y el magisterio deben inquietarse por esta novedosa patología pedagógica. Hay que marchar a una reingeniería del sistema escolar. Los padres –enfermos de arribismo- tendrán que comprender: la U no es el único camino.
El otro es el “analfabetismo tecnológico”. Se manifiesta en la ausencia de capacitación laboral de millones de exalumnos del sistema. Dicho de otro modo, no se educa para el trabajo. Denuncio en mi libro “Revolución en la educación” que es erróneo endosar sólo a la Universidad la tarea profesionalizadora.
El Consejo Asesor Presidencial, las Facultades de Educación y el magisterio deben inquietarse por esta novedosa patología pedagógica. Hay que marchar a una reingeniería del sistema escolar. Los padres –enfermos de arribismo- tendrán que comprender: la U no es el único camino.
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