Se requieren expertos de nivel medio para la faena extractiva, agropecuaria, pesquera, silvícola, industrial y mercantil. Así lo advierte, en el siglo XVIII, Manuel de Salas y, en los albores del XIX, Simón Rodríguez. La Generación del Centenario reitera la urgencia. En esa esfera es sólida la doctrina de Francisco A. Encina compartida por Tancredo Pinochet Le-Brun. Aludir al legado de estos tres notables es algo "retro" para quienes presumen flotar en la modernidad y en la postmodernidad. Como se trata de criollos, esos eurosiúticos los juzgan "ordinarios". Sin embargo, la preparación de recursos humanos para "el despegue" constituye el primer compromiso de la educación sistemática. Optimo si opera, combinadamente, con el empresariado. Como hitos señeros anótese la Real Academia de San Luis y la Escuela de Artes y Oficios.
La estructura escolar habrá de asumir como obligación la tarea de erradicar el apetito por la oficina y el desprecio por la manualidad. La sociedad debe convencerse: "la tecnología contemporánea no es como antaño tosco esfuerzo muscular. Ya son inexistentes las fronteras entre el trabajo intelectual y manual". La economía requiere peritos básicos, intermedios y superiores que la dinamicen. El paisaje anhela pioneros que lo domestique. Sin embargo, la educación humanístico-científica es mayoritaria y prestigiada y crece como tromba. Conduce sólo a la Universidad o a la nada misma. La educación técnico profesional aparece minoritaria y menoscabada. Ayer se la reduce de seis o cuatro años. Hoy se anuncia que disminuye a dos. Quizás este sea el producto del snobismo de las capas populares y de la asesoría "expertos" del MINEDUC por cierto ajenos al aula.
1 comentario:
Sería bueno revisar el tema de los programas de ecucación tecnológica dirigido para las escuelas, colegios y liceos científico humanistas.
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