Es un caudillo gaucho de mediados del XIX. Participa en las guerras internas entre federales y unitarios, es decir, entre las provincias del interior y Buenos Aires. Sus colegas son el Chacho Peñaloza, Severo Chumbita y Facundo Quiroga. Los adversarios -entre otros- Domingo F. Sarmiento y, principalmente, Bartolomé Mitre. Su cuna es Catamarca y el escenario de sus acciones armadas las provincias andinas centrales. De allí que mantuviera íntimos vínculos con Chile. En Copiapó encuentra refugio. Allí se afilia a la Sociedad Unión Americana fundada en Santiago de Chile. A su contraofensiva se suman soldados chilenos encabezados por el coronel Estalisnao Medina.
Cosecha victorias y también derrotas. Su iberomaricanismo es notorio al oponerse a la guerra contra el Paraguay denominada de la Triple Alianza (1864-1870) impulsada por el mitrismo y el Reino Unido. Intenta alianza con Timoteo Aparicio, jefe del Uruguay. Arrinconado regresa al exilio trasandino. Morirá asilado en Atacama.
Los restos restos reposan en camposanto copiapino hasta su repatriación. Apenas ayer la Presidenta de Argentina -a título póstumo- le confiere el generalato.Un homenaje al cual se suman -desde la ribera del Mapocho- los discípulos de José Antonio Vidaurre, Joaquín Edwards Bello y Felipe Herrera.
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