Se sobredimensiona el influjo de la educación. La restringen a lo escolar. De “capitán
a paje” se comulga con el dogma según el cual el aula metamorfosea la ignorancia en sabiduría, la
ordinariez en cortesía, el despilfarro en austeridad, la condición de “flaite”
en pudiente ... y, en una república, el atraso en desarrollo. La escuela, el
liceo o la Universidad surgen así como manantiales en medio del desierto.
La persona, la familia y el país superan sus debilidades y falencias no sólo con la
concurrencia a clase del retoño, sino principalmente con el trabajo duro, el
emprendimiento creativo, el ahorro esforzado. La prosperidad no se genera unicamente incrementando el volumen de alumnado. Sin embargo, la alucinación es tan potente que lo anotado luce como letra
muerta... La “educacionitis”, incurable.
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