viernes, 4 de abril de 2014

ALLENDE, UP E IGLESIA

Si hay un mérito en la gestión presidencial de Salvador Allende es el manejo con  la Iglesia.              Quizás en ello influyó el entonces jefe de la curia Cardenal Raúl Silva Henríquez.           No hubo choques, topones y forcejeos entre el Poder Ejecutivo  y 
la Iglesia.    Un   proyecto   educativo  de la UP -la Escuela Nacional Unificada  ENU- 
óptimo  en  su  arquitectura, pero  con  un  detestable  maquillaje         acubanado  y marxistoso, es  pospuesto  por  el    primer   mandatario para evitar un conflicto.  El Presidente  se jugaba así para evitar fricciones. El prelado se empeñará en frustrar
el cuartelazo invitando al diálogo.

Después del pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973 la jerarquía eclesiástica exige el respeto a los vencidos e implora la necesaria reconciliación. Funda el Comité Pro Paz con jerarcas de otras confesiones y después la Vicaría de la Solidaridad. Conventos, monasterios, colegios, seminarios, casas de retiro, es decir, toda la infraestructura eclesial, protege a quienes son víctimas de la persecución. En las mazmorras de la dictadura los sacerdotes ofician de protectores y de "chasquis" de los detenidos. En esos obscuros momentos, sin estridencia, son los escuderos de los DDHH.

Histórica y sociológicamente la Iglesia es fundacional. Cualquier sarcasmo ateísta hiere los sentimientos de la muchedumbre. La catolicidad no sólo es raigal, sino mayoritaria. Un comportamiento político inteligente tiene que evitar situaciones de confrontación. Con mayor razón, quienes adscribimos a la tesis del Frente Nacional debemos bregar por incluir en esa alianza a los sacerdotes, por cierto también a los uniformados. Por ese motivo nos deja atónitos el desencuentro del peronismo con la Iglesia al finalizar su II mandato. Se constata que la oligarquía y los imperialismos aprovecharon la fisura. 


Pocos datos manejo sobre las relaciones de Fidel con la Iglesia. Sé -eso si- que su inmensa popularidad de 1959 y 1960 se debió a la Virgen del Cobre cuya medalla le colgando del pescuezo ornamentando el chaquetón partisano. Después supimos de expulsiones de sacerdotes españoles. Poco digerible me resultaba la supresión, como fiesta,  de la Navidad . Se repone por efecto de la visita a la Isla de Juan Pablo II. Algo que vi en 1972 -y poco agradaba- fue un templo, vecino al malecón habanero, convertidos en bodega. Por todo lo anotado, se teme  un entrevero chavismo-Iglesia. La Casa Blanca sería la beneficiaria.

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