martes, 22 de abril de 2014

ENGREIMIENTO Y AUTODENIGRACION


“Si es chileno es bueno” reza una consigna. Sin embargo, en el reality show cotidiano se prefiere lo importado, porque lo criollo se estima inferior. El proceso comienza en  la escuela básica cuando se pasa lista y la maestra se detiene embobada ante un apellido europeo. En medio del silencio reverente consulta al alumno “¿de qué país es originario?” y “¿cómo se  pronuncia?” . De inmediato se le confiriere a quien  es retoño de euroinmigrantes –como se dice ahora- un “plus” que lo hace superior al resto. Aquella obligada liturgia es el rito de iniciación del eurocentrismo. El criollaje en su afán arribista entonces se engringa vía nombre y eso explica el torrente de Jonathan y de Karen...

Un médico con apellido europeo registra éxito per se. En aula una bibliografía erizada de títulos franceses, ingleses y alemanes es juzgada superior a otra que indica obras de autores españoles e hispanoamericanos. “Facha” agringada abre puertas. Al contrario,  estampa mestiza las cierra. El morenoide debe demostrar competencia mientras al gringo se le supone apto. Ese status adscrito le da mayor puntaje para ocupar cualquier cargo. Ello es casi horripilante en el ámbito de las funciones secretariales. Allí los concursos exigen “buena presencia”. En virtud de la campaña contra la discriminación consulto ¿acaso no es discriminatorio ese “requisito”?

Esta “cocalización” es aplastante. Tanto que en las Universidades y colegios –no ahora, sino desde siempre- se enseña como Historia Universal lo que es Historia de Europa. Ello es eco académico de una sociedad que vive de rodillas ante lo europeo. Acto seguido en virtud de ese mismo arribismo se proclama: “Chile es una república europea a diferencia de países aindiados como Bolivia o Perú”. Se evita, cuidadosamente, en el truco, la comparación con Argentina. De allí nace nuestro etnocentrismo que  –oh, paradoja- es autodenigratorio y  favorece el aislamiento, desdeña la integracion y aplaude las alianzas con megapotencias. En esencia pura chatura servil.

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