Hace ya algunos lustros a quien profería una grosería se le lapidaba con la frase "se le cayó la Gramática". Era el elogio usual a Andrés Bello, el venezolano que había impuesto rigurosas normas en el uso del castellano.
Recuerdo, a su vez, que quien se pavoneaba de erudito, era atajado con la expresión "chist, este se cree el sabio polaco". Al menos la oí mucho en la IV Región. Era el reconocimiento a Ignacio Domeyco, pionero de la minerología y luego también rector de la Universidad de Chile.
Con menos escolaridad, pero más educación el pueblo exaltaba -a través de locuciones cotidianas- a dos figuras señeras de nuestra cultura. Quizás hoy no se usen, pero rescatarlas del olvido es un gesto de gratitud.
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