Si hay un mérito en la gestión presidencial de Salvador
Allende es el manejo con la Iglesia. Quizás en ello influyó el
entonces jefe de la curia Cardenal Raúl Silva Henríquez. No hubo choques, topones y forcejeos entre
el Poder Ejecutivo y
la Iglesia. Un proyecto educativo de la UP -la Escuela
Nacional Unificada ENU-
óptimo en su arquitectura, pero con un detestable maquillaje acubanado y marxistoso, es pospuesto por el primer mandatario
para evitar un conflicto. El Presidente se jugaba así para evitar
fricciones. El prelado se empeñará en frustrar
el cuartelazo invitando al
diálogo.
Después del pronunciamiento del 11 de septiembre de
1973 la jerarquía eclesiástica exige el respeto a los vencidos e implora
la necesaria reconciliación. Funda el Comité Pro Paz con jerarcas de otras
confesiones y después la Vicaría de la Solidaridad. Conventos, monasterios,
colegios, seminarios, casas de retiro, es decir, toda la
infraestructura eclesial, protege a quienes son víctimas de la
persecución. En las mazmorras de la dictadura los sacerdotes ofician
de protectores y de "chasquis" de los detenidos. En esos
obscuros momentos, sin estridencia, son los escuderos de los DDHH.
Histórica y sociológicamente la Iglesia es fundacional.
Cualquier sarcasmo ateísta hiere los sentimientos de la muchedumbre.
La catolicidad no sólo es raigal, sino mayoritaria. Un comportamiento político
inteligente tiene que evitar situaciones de confrontación. Con mayor
razón, quienes adscribimos a la tesis del Frente Nacional debemos bregar
por incluir en esa alianza a los sacerdotes, por cierto también a los
uniformados. Por ese motivo nos deja atónitos el desencuentro del
peronismo con la Iglesia al finalizar su II mandato. Se constata que la
oligarquía y los imperialismos aprovecharon la fisura.
Pocos datos manejo sobre las relaciones de Fidel con la
Iglesia. Sé -eso si- que su inmensa popularidad de 1959 y 1960 se debió a la
Virgen del Cobre cuya medalla le colgando del pescuezo ornamentando el
chaquetón partisano. Después supimos de expulsiones de sacerdotes españoles.
Poco digerible me resultaba la supresión, como fiesta, de la Navidad . Se repone por efecto de
la visita a la Isla de Juan Pablo II. Algo que vi en 1972 -y poco agradaba-
fue un templo, vecino al malecón habanero, convertidos en bodega. Por todo lo
anotado, se teme un entrevero
chavismo-Iglesia. La Casa Blanca sería la beneficiaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario