Los vocablos pueden ser caricias o
pedradas... Hay un abismo entre el piropo y la grosería. Referirse al
"sueño de Bolívar" es muy distinto a aludir al
"proyecto de Bolívar". Eso de "sueño" invita al reposo y se
confunde con quimera. Proyecto, en cambio, se colude con acción y supone
un propósito. Lo de "sueño de Bolívar" aparece pegoteado a la
retórica de efeméride y a textos escolares. Es un lugar común. Introducir eso
de "proyecto", es trabajo de titanes. La fraseología
resiste el cambio. La imponen los centros mundiales de poder. Se trata de
una sutil manifestación de colonialismo mediático.
Todo proceso de liberación es
político, económico y militar y va precedido o acompañado del rescate
de la identidad criolla. Ello supone una confrontación en la
esfera cultural. Obliga aL manejo adecuado de los términos... Deben ser
antorchas iluminadoras y no puñales para el harakiri. Manifestar, por
ejemplo, que en Latinoamérica hay veintitantas "naciones"
es confundir "nación" con "república". El “proyecto” de
Bolívar brota del convencimiento que nuestra América es una sola
nacionalidad desmembrada. Hablar de "sueño" es una autozancadilla en
orden a presentar tal tesis y las acciones integradoras como espejismos.
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